Imagina una escena surrealista: una Ferrari F8 Spider, uno de los supercoches más deseados del mundo, con daños catastróficos, circulando tranquilamente por las bulliciosas calles de Los Ángeles. Este escenario, que parece salido de una película de acción, fue capturado recientemente y generó debates tanto entre entusiastas automovilísticos como entre expertos en seguridad vial.
El incidente ocurrió en la madrugada del 2 de febrero de 2025, en la Interestatal 10. Según informes, el conductor perdió el control al intentar esquivar otro vehículo, colisionando violentamente contra el divisor de concreto de la carretera. ¿El resultado? Una verdadera pesadilla para cualquier amante de los coches: capó levantado, parabrisas estrellado, neumáticos desalojados, rueda trasera deformada, parachoques delantero destruido y faro desplazado. Para empeorar la situación, los airbags se activaron, indicando la gravedad del impacto.
Lo que llama aún más la atención, sin embargo, es la decisión inusual tomada por la policía local. En lugar de esperar una grúa – procedimiento estándar en casos como este –, los oficiales instruyeron al conductor a encender el vehículo y conducirlo hasta la salida más cercana. Sí, leíste bien: una Ferrari prácticamente irreconocible aún estaba funcionando y fue conducida en medio del tráfico urbano.
La Ferrari F8 Spider está equipada con un motor V8 biturbo de 3.9 litros, capaz de generar impresionantes 710 caballos de fuerza. Con tracción trasera y transmisión de doble embrague de 7 marchas, acelera de 0 a 100 km/h en solo 2,9 segundos. A pesar de los daños visibles, el hecho de que el motor aún esté operativo demuestra la robustez del diseño italiano. Sin embargo, los expertos advierten que componentes críticos, como la suspensión, el chasis y el sistema de frenos, pueden haber sido comprometidos, elevando exponencialmente el costo de reparación.
Aunque las piezas exteriores pueden ser reemplazadas, el riesgo de que el vehículo sea declarado pérdida total es significativo. Además, el propietario probablemente enfrentará una cuenta astronómica con la aseguradora, reflejando el alto valor de este supercoche.
Este episodio extraño ilustra no solo la fragilidad de los vehículos de lujo en situaciones extremas, sino también las decisiones inusuales que pueden surgir en contextos urbanos como Los Ángeles, una ciudad conocida por su cultura automotriz extravagante.